El ver irse la vida en un ser querido como una madre es un impacto difícil de superar, sobre todo cuando es por culpa del cáncer ante lo cual nada podemos hacer.
Mi madre estaba enamorada de la vida. Nunca salió de sus labios una palabra que señalara la idea de morirse. Siempre decía "estoy bien" mañana amaneceré mejor. Era alegre y hasta el día anterior a su muerte recibió a su familia sin mostrar ningún signo de su gravedad. Nos engañó a todos que creímos en su mejoría, pero el mal avanzaba silencioso sin perdonar el destino final.
Estuve a su lado en los momentos finales tomando sus manos mientras la vida se escapaba lentamente, pero sin dolor. La vi apagarse lentamente con un rostro tranquilo que me dio aliento hasta el último segundo de su lucidez. No pude hasta hoy en que ya estoy en paz, escribir estas líneas que me sirven para desahogarme y dejar un testimonio de su valentía y apego a esta jornada que vivimos y que todos algún día dejaremos.
Las líneas de abajo es lo que escribí para decirlo en su sepultación:
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ENAMORADA DE LA VIDA
Hoy he visto extinguirse el hálito de vida
hoy su rostro de sufrimiento se ha tornado
esencia tranquila, reposo, calma, fin del tormento.
Ella estaba asustada, estaba enamorada de la vida
aquella enfermedad que contraemos al nacer
que nos golpea con fuerza, que nos hiere
hasta dejarnos en paz cuando volamos eternidad.
esencia tranquila, reposo, calma, fin del tormento.
Ella estaba asustada, estaba enamorada de la vida
aquella enfermedad que contraemos al nacer
que nos golpea con fuerza, que nos hiere
hasta dejarnos en paz cuando volamos eternidad.
Estoy tranquilo, aunque la pena sea gigante.
He podido tomar sus manos en los momentos precisos,
en el último segundo cuando el suspiro se va
cuando los párpados laten y se quedan quietos,
cuando su aliento no mancha el espejo,
cuando lloran las hijas y nos mira desde arriba.
Ella ha muerto cuando yo he muerto,
ella es quién vivirá en mi despertar;
la pequeña, la que ha llorado con mis sufrimientos
la que ha reído con mis payasadas,
la que me tomó de la mano en mis primeros pasos
aquella mujer elegante de múltiples sensaciones.
No logro descifrar lo que me dice en lenguaje de muerte
se queda quieta, su rostro se enciende,
sus labios quieren dejar un beso
pero luego se cansan, se alejan,
aceptan los míos en la despedida
en un hasta pronto o en un hasta siempre...mamá
Leonardo Silva (San Bernardo)
26 de Noviembre 2006 (13.30 hrs)