Por el camino ciego
desliso articulaciones
aún esperanzadas.
El perfume de tu alma
da caricias, aguas
reflejando días por llegar.
Acompañas el correr
de mis horas
y la sombra del desencanto
se torna umbrátil fenecido.
Es tu presencia festiva,
la intimidad de tus noches,
el temblor de una lágrima en tus ojos
y tu amor asistiendo mis días
lo que me da vida.
Quiero beberte a pequeños sorbos
cual manjar delicado.
Quiero dejar solitarios los senderos
sin tu jovialidad.
Necesito tus luces sólo para mi,
pues al mirarte,
huye el dolor...
Leonardo Silva ( San Bernardo)