Postrer homenaje a la maestra
Olga Silva Navia
En Altamira te dejamos en reposo, dormida,
con la paz santificada rostro iluminado,pálida, con el albo velo.
Azahares y azucenas, el perfume que percibo
cuando el postrer adiós.
A la maestra de mi sangre,
a la amiga que me dio bondad, amor, cordialidad,
a la señora de Amable… mi respeto, admiración.
Hoy te fuiste a la morada en el barco de ilusión;
celeste velamen sobre palos, buen viento al llegar.
Ya eres flor en mi jardín, eres ángel tutelar
repartida entre el jazmín y el mantel en el altar.
Aquellos parvos de Abrantes, esos hijos prestados
de otros vientres,
los de la escuelita de campo a quienes diste saber;
hoy son la sinfonía que quieren verte volver.
Leonardo Silva (San Bernardo)
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