
Busco en la oscuridad
la flor silvestre.
Queriendo taladrar las sombras
mis espejos buscan
el reflejo de sus pétalos
y el perfume de su cáliz blanco.
Es la orquídea, mi amor secreto.
Aquella exclusiva escondida,
aguardando la pasión de mis ojos…
De pronto…se enciende.
Sus fosforescentes pistilos
muestran la campana
de su albo velo.
Me invita con una lágrima
que limpia el sendero.
Nos amamos en silencio…,
más luego mi abrazo la funde,
se extingue en mi cuerpo,
me inunda de suavidad
y con mi llanto se esparce toda,
rebrotando dentro de mi.
Salgo de lo prohibido, en la niebla
tratando de inquirir lo insondable
con mi arcano secreto.
Estoy pleno…
y con el perfume de su amor.
Leonardo Silva (San Bernardo)