
Entre la soledad del Chena
la blanca cordillera,
el rumor de acequias
de calles adornadas
por alamedas tristes.
En el gemir luminoso
donde duermen los poetas
estás, San Bernardo.
Eres calma, paciencia,
trigo en el vientre,
el artesano que modela mi letra.
En ti nací inocente, confiado
entre labriegas voces,
naranjos en flor, nogales
y el silbido de la mañana.
He bebido tus lunas en el andén
y en los pilares acostados.
Eres la esperanza del sueño
protegido por el cóndor soberano
espíritu errante que aparta maldad.
San Bernardo fértil tierra,
oasis de paz dormitando en silencio;
de las artes padre,
de los afligidos regazo
de los campesinos,
valle protegido.
Leonardo Silva (San Bernardo)