
En vertiginosa carrera
a lomo de olas, voy,
coronado de espuma,
mientras mil gargantas gritan a mi paso.
Una envoltura de alas,
queriendo taladrar las sombras
como ojos centelleantes,
acompañan el pulso de mis horas.
Soy la brisa verde
viento de la tarde fuerza a la deriva,
jinete hacia el postrer...
No hay límite a mis dominios;
Ora subo con las evocaciones
por donde van las desesperanzas,
ora me detengo en un vergel
donde germinan esperanzas blancas.
Si un velero cansado pide mi auxilio
recorro travieso distancias
soplando sus ansiosas velas.
Leonardo Silva ( San Bernardo)